Desmontando a Redondo

Iván Redondo durante la clase magistral.

 

En una clase del edificio nuevo de la facultad de ciencias de la información iba a tener lugar una clase magistral de Iván Redondo, proclamado gurú de la Moncloa y artífice de los éxitos electorales de Pedro Sánchez. Allí estábamos mi gran amigo Santi Gigliotti y yo, totalmente ajenos al máster, sin saber si quiera si podíamos estar allí o nos iban a mandar a paseo, cuando apareció, sonriente, Iván Redondo e hizo una especie de saludo militar. Le devolví el saludo a la misma vez que sacaba un boli y varios folios que, posteriormente, llenaría de ideas y frases, que bien podríamos llamar titulares, que salían de aquel tipo trajeado con aires de semidios de la comunicación. Pronto me di cuenta de que al hombre de pelo canoso jamás se le escaparía una verdad, sino que siempre obtendríamos una versión de ésta. Me pregunté si alguien conocerá al verdadero Iván Redondo y no hallé una respuesta, quizás ni si quiera él la tenga. 

 

"Hay dos tipos de políticos: el listo y el inteligente”. Él siempre prefiere al listo, para inteligente ya está su figura, los asesores políticos. Comprendí que Iván Redondo se sentía cómodo en la charla, manejó al público a su antojo. Entendí que se quiere a sí mismo, quizás demasiado. Me pareció que es una persona de una inteligencia increíble que se creyó el más inteligente.  

 

“Tres palabras: Isabel Díaz Ayuso”. Aseguraba Iván que “hay que saber enamorarse de su enemigo para conocerlo, pensar como él y sacar rédito político de sus pensamientos. Fue entonces cuando tuvo lugar la mejor pregunta de la charla. “¿Cree que le faltó a usted enamorarse de Miguel Ángel Rodríguez MAR en las elecciones de Madrid?” dijo Santiago habiendo levantado previamente la mano. En ese momento se escucharon dos risas en la sala, la mía y la de Iván Redondo, aunque yo sé que debajo de la mascarilla del estudiante que había preguntado también se escondía la sonrisa pícara de alguien que sabe que ha dado en el clavo. “No todo es MAR” dijo el entrevistado con cierto recelo, el éxito de Ayuso te lo digo en tres palabras: Isabel Díaz AyusoFue el momento en el que se dejó ver a una persona que reniega del triunfo de su rival, como aquel niño que no acepta que le han ganado porque el contrincante ha sido mejor y se escuda en la suerte o en terceras personas.  

 

“Entre algo que es verdad y que lo parece, mejor que lo parezca. Era la frase que introducía la diferencia entre mensaje y el marketing de éste. “Tienes que construir tu verdad” decía el varón de zapatos impolutos mientras le daba un sorbo al café con leche, como si hubiera dicho algo totalmente asumido por la sociedad y, tristemente, quizás lo sea. ¿Es el mundo sensible más importante que el inteligible? Parece que en política sí. Parece que la verdad ya no importa, que nuestro presidente, la persona que decide el rumbo de nuestro país, tiene claro que la verdad es la que tú quieres que sea, que las políticas reales y útiles valen menos que las que ganan elecciones¿Es ético crear una verdad totalmente ajena a lo real? La gravedad de estas declaraciones significa la ausencia total de cualquier tipo de ilusión por la política. Simple y llanamente reflejan el fracaso de un sistema basado en ganar elecciones y no en hacer política útil. 

 

“El presidente prometió algo que no puede cumplir”. Se refería a la promesa de que el coste de la luz sería igual al de 2018. Lo dijo echando balones fuera, como si cuando él era el gurú de la Moncloa se cumplieran las promesas. Prometer algo que no puedes cumplir ¿Quién no lo ha hecho alguna vez? Puede que se nos pase por la cabeza una mínima compasión con los políticos populistas que prometen sin poder cumplir. Sin embargo, lo que yo pueda prometer y no cumplir no afecta al bienestar de cincuenta millones de personas.  

 

“Saber ganar, saber perder, saber parar”. Este es el eslogan, o “estrategia política desarrollada en un eslogan como diría él, con el que Iván Redondo dejó la Moncloa. Sin embargo, en lo que a  respecta, Iván no supo ganar, no supo perder y no sabrá parar. No supo ganar: obtuvo más protagonismo del que debería tener un asesor político, cobró importancia hasta el punto de casi cruzar la línea roja de asesor para ser político. En lo que a mí respecta Iván no supo perder: MAR le ganó de calle las elecciones de Madrid, Ayuso gana popularidad durante la crisis del Covid19, que justo coincide con el nombramiento del periodista como asesor de la presidenta madrileña. Ayuso es lo que es gracias a MAR y el señor Redondo no sabe aceptar que alguien que había estado fuera más de veinte años vuelva y le coma la tostada. Por último, Iván no sabe parar: nos deleitó con la siguiente fraseun entrenador-jugador que está en la grada, puede volver al campo. Por lo tanto, creo firmemente que Iván Redondo prepara su vuelta a la política en su mente de ajedrecista buscando el “momentum” habiendo analizado todas las jugadas posibles. 


La reflexión de Francisco S. Cobos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mohamed VI, portavoz del gobierno

10 razones para preservar la Feria del Santo #LaFeriaNoSeToca

Cerrando Etapas