Teo va al paro
Hablaba la semana pasada de las rupturas que había traído el 14 de febrero, pero no me imaginaba que era la calma que antecedía a la tormenta. Las rupturas se han convertido en guerra. El Partido Popular ha decidido pulsar el botón rojo que tiene Teodoro García Egea en la mesa de su despacho que pone “autodestrucción”. Cuentan las reglas de la pelea callejera que el que da el primer golpe gana la pelea y qué puede ser lo que está sucediendo si no una pelea a punta de machete en la calle Atocha. Fue el entorno de Ayuso el que filtró que la dirección nacional la estaba espiando de forma cruel y, lo que es más importante, ilegal. Pulsó García Egea el botón y una acusación de corrupción sobrevoló desde Génova hasta la Puerta del Sol, como si de un misil tierra-aire se tratara, impactando contra el despacho de la presidenta madrileña. Quiero creer que no lo sabía, pero la dupla Casado-Egea acababa de firmar su sentencia de muerte. Imagino que el murciano debía tener en mente eso de “la in